jueves, 2 de febrero de 2012

Entrevista a Susan Barry el día de la presentación del libro


Ha pasado algún tiempo desde que Usted publicó “Fixing my Gaze”. ¿Hay algo que Usted quiera añadir respecto a la evolución de su visión desde entonces?

Sigo trabajando en terapia visual, en mi domicilio y por mí misma, y acudo a revisión con mi optometrista, la Dra. Theresa Ruggiero, cada seis meses. Mi visión sigue mejorando. Cada vez tengo más percepción de profundidad.

Para todos aquellos que no tengan todavía una respuesta clara a esta pregunta, ¿podría Usted concretar qué es lo primero? ¿Se hace uno bizco debido a la anestereopsia, o es la ausencia de sentido de visión tridimensional una consecuencia del ser bizco?
 Las causas de la esotropia infantil (la bizquera que se desarrolla en el curso de los primeros seis meses de vida) no se han comprendido aún en su totalidad. Lo más probable es que una incapacidad para conseguir la fusión de las imágenes suministradas por los dos ojos sea la eu origina la bizquera. Si un bebé no es capaz de fundir estas imágenes, tendrá visión doble y también experimentará confusión visual. Esta última ocurre cuando dos objetos que están espacialmente separados aparecen al mismo tiempo en un mismo lugar. Para obviar estas imágenes causantes de confusión, el bebé desvía un ojo hacia adentro; de esta manera, es más fácil ignorar o suprimir la imagen que ese ojo transmite. Esto elimina el problema de la diplopia (visión doble) y la confusión visual y permite al bebé obtener una imagen única de su entorno, pero se trata de una imagen que carece de profundidad estereoscópica.

Uno de los objetivos principales del tratamiento es “entrenar” o “domesticar” cada uno de los ojos de manera que los dos puedan trabajar en equipo, enfocando sobre el mismo punto del espacio al mismo tiempo. ¿Es esto cierto?
 La terapia visual puede emplearse para enfrentarse a toda una serie de problemas de visión. Para mí, y para otros con problemas de visión binocular, el objetivo principal del tratamiento es enseñar al paciente a usar los dos ojos en conjunto. Para mí, esto supuso aprender a enfocar los dos ojos sobre un mismo punto del espacio al mismo tiempo. Esto puede suponer, al principio, acentuar la agudeza visual de cada ojo por separado, pero a la larga lo necesario es aprender a coordinar los dos ojos actuando juntos.
 Respecto al tratamiento optométrico,

El grado de recuperación es variable, pero siempre parece representar un paso en la dirección correcta. ¿Es posible que se produzca una regresión, es decir, es posible que se pueda perder la visión de profundidad ya conseguida?
 Sí, creo que es posible una regresión. Si se empieza a recibir terapia visual durante la infancia, la posibilidad de regresión se reduce. Cuanto mayor es uno al empezar, mayor es la probabilidad de que haya que hacer algún tipo de “ejercicios de mantenimiento” para mantener la visión a su mejor nivel.

Una vez que se ha conseguido la estereopsia, ¿es necesario o recomendable realizar de forma regular algún tipo de “gimnasia visual de mantenimiento”?

Eso dependerá del trastorno y del diagnóstico iniciales. Para alguien como yo, que padecí bizquera durante los primeros 48 años de mi vida, sí es aconsejable realizar algunos ejercicios de mantenimiento.

¿Qué recomendaría Usted, como “hábitos visuales saludables”, a aquellos que hace poco que han alcanzado la visión tridimensional?

Tanto si se tienen problemas de visión como si no se los tiene, todo individuo debería desarrollar hábitos visuales saludables. Cuando se está leyendo, o usando el ordenador, se debería dejar de mirar al libro o a la pantalla cada 15 o 30 minutos, y mirar hacia algún punto distante. Es conveniente situar la mesa de trabajo cerca de una ventana, de modo que se pueda mirar al exterior mientras se deja descansar los ojos.
Estudios recientes han demostrado que la miopía (el ser “corto de vista”) se reduce cuando las personas pasan más tiempo al aire libre. Así, dar un paseo y mirar a la distancia mientras se pasea podría ser muy beneficioso para la visión.

Se ha dicho que la terapia visual es “dura” y “fatigosa”. ¿Qué les diría Usted a los que se cansan y vacilan?

Hay que recordar que uno está modificando algo que es absolutamente fundamental: la forma de ver. Esto requiere muchísima disciplina. No puede obviarse el hecho de que es necesario practicar con regularidad.
Puede ser una ayuda mantener un diario en el que se apunten las procupaciones que surgen, los fracasos y los triunfos, así como las emociones que se sienten a medida que se siguen los distintos procedimientos. El diario es asimismo una buena manera de mantener un seguimiento del progreso a través de diferentes procedimientos de terapia visual y de apuntar preguntas que puedan ocurrirse para planteárselas al optometrista.
Es de importancia crítica el apoyo que puedan prestar otras personas, y especialmente aquellas que están siguiendo el mismo proceso. Para las personas que siempre han tenido una visión normal es muy difícil comprender lo que puede ser ver a través de ojos bizcos y luego aprender a ver de otra forma. Hay una página web, www.sovoto.com, que contiene un foro para adultos que se están sometiendo a terapia visual para corregir una bizquera. Las discusiones están en inglés.

Su analogía de que la retina está constituida por tejido cerebral es muy interesante. ¿Podría, entonces, decirse que la visión, en realidad, reside en el cerebro?
 La retina se desarrolla como una excrecencia, una prolongación del cerebro. Aproximadamente una tercera parte del total de las neuronas en la corteza cerebral tiene, de un modo u otro, que ver con la visión. Una buena parte del periodo de la infancia se invierte en aprender a ver, es decir, en aprender a interpretar las señales sensoriales que llegan al cerebro a través de los ojos. Nuestra interpretación de lo que estamos viendo depende en gran manera de nuestras experiencias y expectativas pasadas. No hay duda alguna de que la visión tiene lugar en el cerebro.

Usted ha dicho que “adquirir visión estereoscópica le ha hecho sentirse más parte del mundo, más inmersa en el espacio que la reodea”. Para aquellos que nunca han carecido de esta capacidad, y nunca la han echado de menos, ¿podría Usted dar algunos detalles de qué es lo que realmente se siente?

Cuando uno mira en un espejo, uno probablemente ve su propia reflexión tal como está situada en el plano reflejado más allá del espejo. Hasta que adquirí la visión esteroscópica, yo veía mi reflexión en la superficie del espejo. Si había una mota de polvo en el espejo, pensaba que se encontraba en mi ropa y trataba de sacudírmela.
De modo análogo, al mirar por una ventana veía todos los objetos del exterior, es decir los árboles y los edificios, como si se encontrasen en el plano del cristal de la ventana. No tenía la sensación de que el mundo se prolongase más allá de la ventana, aunque supiese que los objetos no se encontraban en el plano del cristal.
Las hojas que rodean los árboles tenían el aspecto de encontrarse en un único plano. Cuando alcancé la visión tridimensional pude ver que las ramas más externas abarcaban y capturaban volúmenes completos de espacio a través de los cuales penetraban y permeaban las ramas más internas. Aún hoy, diez años después de conseguir la visión estereoscópica, sigo quedando fascinada por mi visión tridimensional de los árboles. A veces, disfruto sumergiéndome en los fragmentos de espacio delimitados por las diferentes ramas.
Cuando miraba una nevada, antes de poseer visión tridimensional, veía todos los copos de nieve en un único plano que se encontraba un poco por delante de mí, aunque sabía que los copos se encotraban a diferentes distancias. ¡La primera nevada que ví en tres dimensiones fue algo espectacular! Pude ver los espacios que había entre los copos, y el conjunto de los copos de nieve conformaba una bellísima danza en tres dimensiones.

 Una proporción considerable del total de los “problemas de aprendizaje” tienen realmente su origen en “problemas de visión”. Parecería por tanto oportuno llamar la atención de las autoridades educativas sobre este problema en particular. Además, las inversiones en pruebas optométricas más precisas y exactas tendría a largo plazo un impacto sobre las tasas de fracaso escolar, que representan un problema económicamente costoso y socialmente inaceptable…
 Estoy de acuerdo. La lectura, por ejemplo, es una “actividad de resistencia”. Un niño puede ser capaz de enfocar los dos ojos sobre las letras impresas en una página durante un tiempo breve, si se le pide que lo haga. Pero si ese niño tiene problemas en la coordinación de los dos ojos, pronto se verá en dificultades y le costará esfuerzo mantener su vista centrada y enfocada en las letras. Este esfuerzo, a su vez, le creará dificultades para captar la información que está escrita en la página. Nadie pondría en duda que un niño con cojera pueda caminar con facilidad a través del aula de clase, pero que tendrá problemas para caminar un kilómetro. De modo similar, un niño que tenga dificultades para mantener la coordinación de sus ojos podrá leer un párrafo sin dificultades, pero las tendrá para leer durante periodos más prolongados.
Existen algunas pruebas optométricas simples y sencillas que pueden llevarse a cabo para comprobar la capacidad de un niño para coordinar sus ojos. Sin embargo, por lo menos en los Estados Unidos, raras veces se hacen estas pruebas a escolares. La única capacidad que se comprueba es la de ver detalles a una cierta distancia mirando primero con un solo ojo, y luego con el otro. La capacidad del niño para servirse de los dos ojos al mismo tiempo y para mantener la coordinación entre los dos ojos no se explora.

2 comentarios:

  1. Yo tengo un ojo vago, pero creo que realmente si tengo visión en 3D, no obstante no puedo ver las peliculas en 3d debido a que no consigo utilizar los dos ojos a la vez, he perdido agudeza visual en el ojo vago probablemente debido a la falta de uso, y me gustaría saber si sería posible recuperar la visión conjunta de los 2 ojos aunque la agudeza visual de cada uno de ellos sea diferente.

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